n3fen's blog

viernes, septiembre 22, 2006

Bunbury & Vegas, El tiempo de las cerezas

La cosa viene mucho más de lejos de lo que uno se puede imaginar. Ya en la gira de “Radical sonora” –su primer álbum, de 1997-, Bunbury invitó a Manta Ray como grupo telonero. La conexión con Vegas, por entonces guitarrista de la banda, se empezó a fraguar gracias a la pasión común por el folk rock estadounidense. Años después llegaría el “Freakshow”, donde el aragonés volvió a contar con el cantautor asturiano entre las estrellas invitadas. Posteriormente, surgió la idea de crear un proyecto común en el que también estarían presentes Adriá Puntí y Carlos Ann, que se acabarían descolgando paulatinamente.





El dúo comenzó, pues, a ensayar por su cuenta en Gijón y las localidades zaragozanas de Villanueva de Gállego y Miralbueno entre julio de 2005 y enero de 2006. Al mes siguiente, se acercaron a grabar a los estudios de Paco Loco en el Puerto de Santa María (Cádiz), acompañados de una banda formada por músicos provenientes de sus respectivos entornos: Fran Iturbe (guitarras), Jorge Rebenaque (hammond, piano, sintetizador y acordeón), Xel Pereda (guitarras, mandolina, bouzouki, banjo), Quique Mavilla (bajos) y Ramón Gacías (batería y percusiones). Por el estudio pasó, además, una docena de invitados, con especial protagonismo de Raül Fernández (Refree), que se encargó de los arreglos de cuerda y metal, además de varios coros y guitarras, y Copi, colaborador de Bunbury desde sus inicios, que toca el piano y el glockenspiel. Además, hay dos presencias vocales estelares: la de Christina Rosenvinge, que hace coros en tres temas, y el componente de Jayhawks y Golden Smog Gary Louris, vecino de El Puerto, que pone voces en “Puta desagradecida”.

“El tiempo de las cerezas” es un doble cd con 18 canciones, aunque la que abre cada uno de los discos –“Días extraños” el primero y “El rumbo de tus sueños” el segundo- lo cierra también en un reprise ‘inverso’ donde pone la voz principal quien no lo hizo en la primera versión. Pese a un rumor que fue extendido por ellos mismos, y con sólo esta excepción, cada uno de los músicos canta sus propias composiciones alternándose en el disco. Cada uno de ellos ha escrito ocho temas, además de uno compartido (“Látex”). También se incluye una versión –cantada por Vegas- de “Bravo”, un tema de Luis Demetrio Troconis que popularizó Bambino.

El influjo dylaniano es el que más abunda a lo largo del álbum, sin olvidar el punto cabaretero al estilo Tom Waits en temas como “Secretos y mentiras”, “Welcome to El Callejón Sin Salida” o “En la espina dorsal del universo” (la primera del de Gijón, las dos siguientes del de Zaragoza). Guiños indisimulados a Lou Reed y la Velvet Underground (“Va a empezar a llover”, de Vegas) irrumpen también en un álbum de línea narrativa de cantautor clásico con el punto retorcido que le confieren unos excelentes textos –serían larguísimos de enumerar todos sus logros- sobre el fatalismo y la necesidad redentora de hacer canciones.

De momento, el dúo no tiene pensado hacer gira para presentar el álbum, aunque podrían hacer un puñado de conciertos aislados a comienzos del próximo año si se encuentran motivados. Aunque no han encarado este disco como un proyecto paralelo, tampoco pretenden que interfiera en sus carreras principales. Nacho Vegas tiene en perspectiva un álbum con versiones del cancionero popular asturiano, mientras que Enrique Bunbury sigue estudiando la oferta de un disco homenaje a José Alfredo Jiménez.




Heineken.es/music

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