Takk Sigur Ros

Son las 00:36, acabo de llegar a casa y voy a intentar escribir algo sobre el concierto de mi vida. Cierto es eso que dicen que no hay palabras para todo. Este es el mejor ejemplo.



Voy a hacerte caso, amigo mio, y voy a emmarcar la entrada del concierto por muy fea que sea. Takk Sigur Ros! Mil millones de Takk por existir!

Todavía me duele la espalda de las incómodas butacas del Barcelona Teatre Musical. Lo único negativo que se me ocurre del concierto, a parte de los tres que tenia sentados detras que no se han callado durante la actuación de amina. Por suerte, Sigur Ros ha podido con ellos. Pasará mucho tiempo antes de que pueda dormir tranquilo sin visualizar a Jónsi y su sombra de tres metros gravada en lo más profundo de mi retina. Si existen los ángeles, yo he visto uno.

Me gustaria volverles a ver algun dia, muchos dias, hasta que por fin pueda escuchar el minuto de silencio de Vidrar Vel Tir Loftarasa sin que nadie se lo cargue... entonces quisiera morir. Quiero que mi muerte llegue después de un concierto de Sigur Ros. Pero no dias después, o horas después, no, no, en el mismo instante en que termine la música, levantarme de mi cuerpo, levitar hasta el infinito y llorar de alegría.

Lástima que la historia de la música sea injusta con ellos.


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